Dicen que el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú es el más antiguo, funcionando como museo público desde 1822. Se encuentra en el distrito de Pueblo Libre, y por sus jardines y “claustros” debe haber sido un convento o monasterio, dato que olvidé preguntar, craso error pues he estado googleando sin encontrar a qué orden perteneció antes de convertirse en museo.
Al contrario del Museo Larco, que se concentran principalmente en la cultura Moche o Mochica, acá puedes hacer un recorrido de todas las culturas desde la era inicial de la cerámica (Kotosh, Ancón) pasando por el formativo (Chavín, Paracas) y así todas hasta el imperio Inca, pero también colecciones de las etapas coloniales y republicanas del Perú.
De Chavín está la Estela de Raymondi, y una réplica del Lanzón de Chavín, réplica porque el original está dentro del Templo en el departamento de Ancash, en medio de pasadizos angostos, lo que lo hace imposible de retirar con seguridad.
Son muy bonitas también las maquetas, las hay de ruinas de Kuélap, de la cultura Chachapoyas, un lugar poco visitado por el turista extranjero pero que está por impulsarse pronto con nuevos vuelos nacionales.
También maquetas de ruinas incas, como el Koricancha y el infaltable Machu Picchu. Pero no sólo hay de la época precolombina, también hay maquetas de la Lima antigua, de los años del virreinato, cuando el virrey Amat embelleció el barrio San Lázaro, hoy distrito del Rímac, con fuentes como el Paseo de Aguas y la famosa Alameda de los Descalzos.